El ciclo revolucionario de 1848 fue el que alcanzó una mayor extensión territorial y rapidez en todo el continente. El epicentro de la convulsión fue otra vez París, en Francia, donde la monarquía de Felipe de Orleáns funcionaba en parte como un sistema liberal que beneficiaba sólo a la alta burguesía, pero en cuanto surgieron los problemas económicos, creció el descontento entre las clases más humildes y entonces se extendieron las ideas democráticas, republicanas y socialistas.
En febrero de 1848, los obreros parisinos junto con la burguesía liberal que quería ampliar los derechos políticos, ocuparon las calles, reclamando el fin de la Monarquía y el establecimiento de la República. Si bien esto se logró, pronto se manifestaron las diferencias entre los revolucionarios, representadas por dos banderas: la tricolor de los burgueses liberales y la roja de los obreros oprimidos por las pésimas condiciones de trabajo.
El triunfo de la primera y la represión de junio contra el proletariado determinaron la victoria de las propuestas políticas liberales y la postergación de la revolución social. Éste fue el inicio de la consolidación del sistema capitalista en Francia.
Lo que diferenció a la revolución que se desarrolló en París en febrero de 1848 fue que, por primera vez, los trabajadores tuvieron demandas específicas diferentes de las de los burgueses. La baja burguesía pedía una reforma del sistema electoral y parlamentario para lograr un mayor grado de participación en el gobierno. En cambio, los obreros pedían soluciones al problema de la desocupación y del hambre: entre 1846 y 1848, el cierre de los talleres de ferrocarriles había dejado sin empleo, en París, a 500.000 obreros.
El gobierno provisional que se organizó luego de proclamada la República, contó con la participación de un obrero y de un representante de los intereses de los obreros como ministro de trabajo, el socialista Louis Blanc.
El movimiento inició en el mes de febrero, como una reacción popular en contra de la prohibición del rey a la celebración de banquetes públicos. Los sublevados lograron que el rey abdicara y proclamaron la II República Francesa y establecieron un gobierno provisional formado por liberales, demócratas y socialistas, que promulgó el sufragio universal, la libertad de prensa y de reunión, y la abolición de la esclavitud en las colonias, abolición de la pena de muerte por delitos políticos; creación de los Talleres Nacionales para solucionar el problema del desempleo en la ciudad de París.
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